jueves, 17 de octubre de 2013

Civilizaciones de la América Precolombina

Las civilizaciones en Mesoamérica


 
Las civilizaciones se desarrollaron en México y en Centroamérica a partir del 1400 a.C. Estas civilizaciones surgieron de un estilo de vida arcaico cazador-recolector que hacia el 7000 a.C. incluía el cultivo de pequeñas cantidades de frijol, calabaza y maíz. Hacia el 2000 a.C. los antiguos mexicanos dependían totalmente de las plantaciones de estos cultivos, además de amaranto, aguacate y otras frutas, así como el chile. Las ciudades fueron creciendo y hacia el 1400 a.C. la civilización Olmeca poseía una capital con palacios, templos y monumentos construidos sobre una enorme plataforma de unos 50 m de altura y cerca de 1,6 km de longitud. Los Olmecas vivían en la selva de la costa del golfo de México; sus rutas comerciales se extendieron hasta Monte Albán en el oeste de la  República Mexicana (en el actual estado de Oaxaca) y el valle de México. A medida que fue disminuyendo el poder de los olmecas (hacia el 400 a.C.), fueron en aumento los asentamientos en las montañas del interior y, poco antes del comienzo de la era cristiana, la primera ciudad del México precolombino había alcanzado dimensiones urbanas en Teotihuacán en el valle de México. Desde el 450 hasta el 600 Teotihuacán dominó el Altiplano, comerciando con Monte Albán  y  con los reinos mayas que habían surgido en el suroeste de México, y conquistando a pueblos rivales por el sur incluso en el valle de Guatemala.

Teotihuacán ocupaba unos 21 km2 con bloques de viviendas de varios pisos, mercados, multitud de pequeños talleres, templos sobre plataformas y palacios cubiertos de murales. (Pueblos Indígenas de Meso América. Edit. Encarta 2001)

La cultura maya también se distinguió por desarrollar, caso único entre los pueblos indígenas americanos, una lengua escrita basada en glifos. (Símbolos, manuscritos pintados o grabados formados por una escritura de carácter logosílabo, es decir, basada en signos logográficos (que designan palabras) y fonéticos (transcriben silabas), o alfabéticos.). (Enciclopedia Encarta, 2002)

Hacia el 700 d.C. Teotihuacán sufrió una serie de ataques que le arrebataron su supremacía. Más adelante, en ese mismo siglo, muchas ciudades mayas quedaron abandonadas, tal vez arruinadas al tocar a su fin el comercio con Teotihuacán. Otras ciudades mayas, sobre todo en el norte de Yucatán no corrieron la misma suerte. Hacia el año 1000, una nueva potencia del México central, los toltecas comenzaron a formar un imperio alrededor del ya existente en el valle de México y penetraron en el territorio maya de Chichén Itzá. Este imperio se derrumbó en 1168. Hacia el 1433, el valle de México había recuperado el dominio sobre la mayor parte de México como resultado de una alianza de tres reinos vecinos. Esta alianza garantizaba una patria a partir de la cual el rey Moctezuma I de los aztecas inició sus conquistas territoriales durante el siglo XV. 

El imperio floreció hasta 1519, año en que el conquistador español Hernán Cortés arribó a la costa oriental de México y avanzó junto a sus aliados mexicanos, los tlaxcaltecas, enemigos de los aztecas, en dirección a la capital azteca, Tenochtitlán. Las luchas internas y las epidemias vinieron a debilitar a los mexicanos, circunstancias que hicieron posible que Hernán Cortés triunfara en su conquista. (Pueblos Indígenas americanos, Edit. Encarta 2001)

En el momento de las primeras conquistas españolas, los pueblos indígenas de México formaban parte de los dominios del Imperio azteca, y de otros reinos menores. Tras la conquista española, que tardó más de dos siglos en abarcar todo México, la mayoría de los grupos indígenas se vieron obligados  a sobrevivir como campesinos gobernados por la clase alta hispano-mexicana.

El área cultural de Meso América, destacaba por su carácter agrícola, abasteciendo a los mercados de las grandes ciudades en las que los comerciantes traficaban con utensilios, vestidos y artículos de lujo importados a través de las lejanas rutas terrestres y marítimas. En las ciudades vivían los artesanos, los trabajadores, los mercaderes, la clase opulenta, así como los sacerdotes y eruditos que registraban las obras literarias, históricas y científicas en textos jeroglíficos (la astronomía estaba especialmente desarrollada, Astronomía maya). Las ciudades se decoraban con esculturas y vistosas pinturas, que representaban los símbolos mesoamericanos del poder y el saber: el águila, el jaguar y la serpiente. (Indígenas Americanos, Pueblos, Edit. Encarta 2001)

Las áreas culturales de Sudamérica

 

Las  áreas culturales de Sudamérica abarcan desde la parte inferior de Centroamérica (el este de Honduras, Nicaragua y Costa Rica), hasta el extremo meridional de América del Sur. El área cultural de la parte norte de Sudamérica y el Caribe incluyen tierras bajas de selva, sabanas cubiertas de hierba, la parte septentrional de la cordillera de los Andes, algunos territorios áridos al oeste de Ecuador y las islas del Caribe. Debido a su ubicación geográfica, la región centroamericana podría prestarse a servir de vínculo entre las grandes civilizaciones de México y Perú, pero por la dificultad que entrañan los desplazamientos por tierra a través de la selva y las montañas de la parte baja de Centroamérica, los contactos precolombinos entre Perú y México se desarrollaron sobre todo por mar, desde el golfo de Guayaquil en Ecuador hasta los puertos occidentales de México, lógica y evidentemente pasando por el territorio del lo que hoy comprende gran parte de Costa Rica.

Los pueblos indígenas de la parte norte de Sudamérica y el Caribe vivían en pequeños estados independientes que comerciaron directamente con México y Perú a través de Ecuador.  

Los hallazgos de puntas de flecha tipo clovis indican la presencia de cazadores en la zona ya en el 9000 a.C.; (Arqueología, Pueblos Indígenas Americanos, Edit. Enciclopedia Encarta 2001) otros testimonios sugieren que en la zona septentrional ya existían habitantes hacia el 18.000 a.C. El estilo arcaico de vida se prolongó desde los tiempos de la desaparición de los mastodontes y los mamuts en el periodo Clovis, hasta el 3000 a.C. aproximadamente. En esta época, los moradores de los pueblos desarrollaron el cultivo del maíz en Ecuador y de la mandioca en Venezuela, además de que prosperó la alfarería. Con fecha posterior fueron colonizadas por primera vez las islas del Caribe. Hacia el 500 a.C.  en las ciudades de algunas áreas del norte de Sudamérica aparecieron estilos locales específicos de escultura y metalistería. El crecimiento de la población y el progreso tecnológico prosiguieron hasta que los españoles conquistaron esta región; por entonces, los reinos Chibcha de Colombia ya eran célebres por su exquisita artesanía en oro. En el entorno del mar Caribe, los pequeños grupos como los misquito de Nicaragua, los cuna de Panamá y los arawak y caribes de las islas se dedicaban a la agricultura y la pesca en las proximidades de sus poblados; los caribes también vivían a lo largo de la costa de Venezuela. Estos pueblos practicaban un estilo de vida más sencillo que el de los pueblos de los estados septentrionales andinos.

Después del año 2000 a.C. los pueblos asentados en los diferentes valles costeros de Perú central se aliaron para construir grandes templos de piedra y adobe sobre enormes plataformas. Después del 900 a.C. estos templos se destinaron a una nueva religión, centrada en la ciudad de Chavín de Huantar. Esta religión tenía como símbolos el águila, el jaguar, la serpiente y el caimán. Estos símbolos son en cierta forma análogos a los de las religiones en México, pero no se ha aprobado objetivamente ningún vínculo concreto entre ambas culturas.    

Después del 300 a.C. comenzó a declinar la influencia de Chavín, o posiblemente su dominio político. Surgió así la cultura moche en la costa septentrional de Perú y la nazca en la costa sur. Ambas dieron lugar a la construcción de grandes proyectos de regadío, ciudades y templos, desarrollándose un comercio intenso que incluía la exportación de cerámica fina. Hacia el 600 d.C. las culturas moche y nazca desaparecieron y surgieron dos nuevos estados poderosos en Perú: Huari en las montañas centrales y Tiahuanaco en las montañas meridionales del lago Titicaca. Tiahuanaco fue un gran centro religioso que hizo resurgir los símbolos de Chavín, pero ambos estados duraron pocos siglos. A partir del siglo XI volvieron a adquirir importancia los estados costeros, especialmente Chimú en el norte, con su amplia y esplendorosa ciudad capital Chanchán, construida de adobe y piedra. Todo Perú llegó a estar dominado por un estado que nació en las montañas centrales de Cuzco; era el estado Quechua, pueblo que pasó a ser el componente más poderoso del Imperio Inca. El emperador inca de aquella época, Pachacutec Inca Yupanqui, inició la expansión de su imperio en el siglo XV; hacia 1525, los incas dominaban desde Ecuador hasta Chile y Argentina (Pueblos Indígenas Americanos, Edit. Enciclopedia Encarta 2001). Entre 1525 y 1532 se desencadenó una guerra civil en su seno y a su término desembarcó en Perú el conquistador español Francisco Pizarro, que apenas tuvo dificultades para conquistar el devastado Imperio Inca. 

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