jueves, 17 de octubre de 2013

El Hombre Precolombino en Costa Rica

No se encuentra en Costa Rica, vestigio alguno de haber sido el centro motor de las grandes civilizaciones que se encuentran en América precolombina, pero en virtud de los estudios realizados en el amplio campo de la antropología, se ha determinado la posición de encuentro cultural de esas grandes y prosperas civilizaciones en esta cintura de América, y por lo tanto una civilización más considerada como un puente o punto de encuentro, o límite en aquellos brillantes momentos de la historia aborigen de América. (Ferrero 1977)
  
Lo cierto y probado es que el territorio de lo que es hoy Costa Rica era un sector limítrofe del imperio Azteca antes de la llegada de los españoles. Cuando arribaron los europeos a Talamanca, vivían ahí unos indígenas mexicanos llamados cicuas encargados de cobrar los tributos del Emperador azteca Moctezuma, las redes de intercambio comercial comprobadas y documentadas van hasta México en el Norte y Colombia en el Sur. (Ibarra, 1990:109)

En su gran mayoría los indígenas de lo que hoy es Costa Rica se dividían en dos castas y una categoría privilegiada, a saber: nobles y siervos, ambas castas eran de carácter hereditario siendo la sumisión al cacique y la obediencia al jefe de la familia la base del orden social, pertenecían a una clase privilegiada los sacerdotes dentro de los que se cumplía al unísono la función de médico, adivino y hechicero (Súkia o Chamán).

Los indígenas se encontraban reunidos en torno a cacicazgos independientes en unos casos y dependientes en otros, estos últimos estaban conformados en grupos dirigidos por un cacique, que a su vez dependía de un cacique superior o mayor, el cual dependía también de un concejo de siete caciques feudatarios suyos, que convocaba para enfrentar decisiones de importancia. La jerarquía dominante de estos caciques dependía o estaba determinada de acuerdo con la cercanía de parentesco entre ellos y el cacique superior, así pues los había secundarios, principales, el mayor o señor de señores e incluso caciques de menor jerarquía que los mencionados.

La organización social en clanes que se especializaban en una rama productiva  y el sistema de parentesco, eran esenciales para la explotación del sector que ocupaba ese clan  respecto de otros con otras orientaciones agrícolas, esa consolidación territorial, la sumisión al noble, el intercambio de distintos bienes así como los matrimonios, determinaron en una gran parte el éxito del sistema de cacicazgos.

De la tierra, de la producción agrícola así como de la correcta utilización de los recursos naturales, surgía todo el universo vital que regía la vida de aquellos hombres, no solamente en razón de la normativa con que se regían, sino que también por un profundo respeto a las tradiciones esotéricas de su visión cósmica.
  

Cuando Sibú nos creó al principio nos trajo de semillas de maíz en una canasta, envuelta en hojas, y por eso nosotros debemos de vivir en casas de hojasGregorio Soto Martínez, Awá de Coroma Talamanca, (La Voz del Indio, N10, Febrero 1987).

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