martes, 22 de octubre de 2013

Pensamiento del conquistador


Hemos venido aquí para servir a Dios y para hacernos ricos, proclamaba un miembro del sequito del conquistador español Hernán Cortés.
Estos dos objetivos, el comercial y el religioso, precisaban de los propios indígenas para verse coronados por el éxito. Los conquistadores y demás aventureros españoles ansiaban las tierras y el trabajo de los indígenas; mientras que los sacerdotes y frailes reclamaban sus almas. En última instancia, ambos propósitos resultaron destructivos para muchos pueblos indígenas del continente americano. El primero los privó de su libertad y, en muchos casos, de sus vidas; el segundo los despojó de su religión y cultura.
 
Al respecto escribió así el obispo e historiador español Diego de Landa:

 
 No sólo tenían los indios cuenta del año y de los meses, como queda dicho y señalado atrás, sino que tenían cierto modo de contar los tiempos y sus cosas por edades, los cuales hacían de veinte en veinte años, contando 13 veintenas con las veinte letras de los días que llaman Ahau. Desafortunadamente, el mismo obispo Landa confiesa: Hallámosle gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese supersticiones y falsedades del demonio, se los quemamos todos, los cuales sintieron a maravilla y les dio mucha pena.
Sin embargo, hubo muchos españoles del siglo XVI que mostraron sus dudas acerca de la ética de la conquista. Notables juristas y humanistas debatieron en profundidad la legalidad de privar a los indígenas de sus tierras  y obligarlos a someterse a la autoridad española (Leyes de Indias). A los indígenas, sin embargo, estas discusiones éticas no les reportaron ningún beneficio.


 
 
Hernán Cortés
 

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