miércoles, 23 de octubre de 2013

Europa en el período moderno (siglos XV al XVIII) la economía, la formación de los Estados y olas doctrinas político-económicas.

Europa en el período moderno (siglos XV al XVIII) la economía, la formación de los Estados y olas doctrinas político-económicas.

Lic. Jaime Murillo Víquez.

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Los cacicazgos en Costa Rica a la llegada de los españoles: una perspectiva etnohistórica.

Los cacicazgos en Costa Rica a la llegada de los españoles: una perspectiva etnohistórica.
Licda. Eugenia Ibarra R.

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Costa Rica. La lenta conquista (1502-1580) y la etapa colonial (1580-1821).

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Reseña Epoca Colonial en Costa Rica

 
 
Gracias al usuario de YouTube Jfernandez2102

Realidad de la inmigración a Costa Rica y su repercusión en la lengua española (S XVI)

 Realidad de la inmigración a Costa Rica y su repercusión en la lengua española (S XVI)
Miguel Ángel Quesada Pacheco

martes, 22 de octubre de 2013

Ecología de Costa Rica en la colonia

Veamos a continuación algunos conceptos vertidos por los españoles durante este periodo para tener una idea de la naturaleza  y el valor de las tierras que estaban en juego:

Quán proveyda es la natura en dar a los hombres todo lo que les es necesario, en muchas cosas se puede ver cada hora. Gonzalo Fernández de Oviedo.

…Las mas ásperas montañas que he visto, y según opinión de algunos, que se an visto. Pasáronse travajos yntolerables de hambre y sed y otros de abrir caminos por pequeñas tajadas y subir y baxar grandes cumbres tan lluviosas y cavernosas que por maravilla se vía el sol. Vásquez de Coronado 1563.

…tiene… esta dicha costa muchos puertos ansi en los ríos como en la baiya, fondables y seguros, y sobre ellos infinidad de maderas bonnisimas…porque hay cedros, laureles, robles, marías y otros arboles conoscidos. Fray Agustín De Cevallos.

hallaron un golfo de mas de 20 leguas lleno de islas y es puerto cerrado y admirable; llámanle los indios Chira y este es el puerto que dicen de Nicoya que es una provincia muy fértil y graciosa… Fray Bartolomé de las Casas. (Fernanadez, H.1978:243)

Las anteriores opiniones junto a otras muchas más, no eran otra cosa sino que expresiones de profunda admiración por la abundancia de recursos naturales que tenía el colonial territorio costarricense.

Instauración de la Colonia

Don Juan de Cavallón es sustituido en el año 1562 por el célebre Don Juan Vásquez de Coronado, con los mismos poderes y facultades como Gobernador de la Provincia y evidentemente con las mismas intenciones. Estos asentamientos coloniales provocaron casi de inmediato la destrucción violenta de las más elementales bases étnicas y socioeconómicas de las culturas autóctonas que habitaban Costa Rica. Al respecto vale mencionar al historiador Carlos Meléndez quien acertadamente apunta:
“Los indígenas no tuvieron más que dos caminos que escoger: convertirse en siervos de los invasores o abandonar las tierras centrales para refugiarse en los sitios inaccesibles y de mayores dificultades, pero donde al menos se encontraban libres de los sometedores. En estos refugios, poco fértiles malsanos, el numero de indígenas va disminuyendo paulatinamente. La serie de enfermedades traídas por el conquistador europeo y el africano que venía como esclavo (viruela, lepra, fiebre amarilla) diezmaron la población indígena en forma considerable a partir del siglo XVI, así como los abusos de los zambos mosquitos y de los piratas que los capturaban para comerciar con ellos. (Anuario de Estudios de Centro América Edit. UCR Costa Rica 1977).

Conforme disminuía la escasa población autóctona y dejaba en abandono sus tradicionales asentamientos, los colonos-soldados iban extendiendo su posesión, por sobre las mejores tierras y sembrados con el fin de garantizarse su propia subsistencia, y empezar a hacerse la América” por medio de la explotación de la tierra ya que la exigua explotación minera no llenó sus codiciosas expectativas, como ejemplo vale la pena mencionar que el producto que más se exploto durante la colonia por los españoles fue el cacao indígena siguiendo a este el algodón, la yuca y el maíz, más avanzado el periodo colonial se integra a esta lista otro producto indígena: el tabaco. La mano de obra especializada para este tipo de agricultura se obtenía mediante cacerías de indígenas las que eufemísticamente fueron denominadas por algunos historiadores como la pacificación de Talamanca. 

No entendieron y mucho menos aceptaron los indígenas del periodo colonial los conceptos generales de la posesión y el derecho de guerra europeos, de la servidumbre natural. El planteamiento de la conquista como una dominación de hombres prudentes sobre bárbaros, decía en sus principios jurídicos que: “contra el infiel que se resiste se apela a la guerra y a la esclavitud legal; contra el obediente puede esgrimirse la servidumbre natural fundada en la ineptitud o barbarie” (F. de Vitoria, Relecciones sobre los indios y el Derecho de Guerra, G. Malavassi, 1 ed. San José, Edit. Alma Mater 1988), lo que en el caso del periodo colonial vendría a conocerse con el nombre de la institución de las encomiendas o sea el derecho de estos soldados colonos a tener un numero de indígenas como servidumbre para la mano de obra y la generación de trabajo gratuito.

Las leyes de indias concedían beneficios a los españoles como la entrega del título de Adelantado con un carácter vitalicio o hereditario al jefe de la expedición conquistadora, facultando a los mismos para repartir tierras y solares, y en ocasiones para hacer reparto de indios. Estos estaban autorizados para erigir fortalezas y gozarlas incluso vitaliciamente o hereditariamente. A estos adelantados se les otorgo y permitió la provisión de oficios públicos en las ciudades de su jurisdicción y recompensas de carácter patrimonial. Por determinación de la Corona Española, se entregaron en nuestras tierras los títulos de Gobernadores, Alcaldes, Capitanes generales. 

Estas leyes regulaban la vida de los colonos españoles entre sí, y de estos en relación con los indígenas, ideológicamente vinculadas con las antiguas concepciones feudales esclavistas. La fuerte influencia de carácter religioso  plena de contradicciones, las mismas que desarrollaron prejuicios de toda índole entre los españoles nacidos en la península ibérica y los hijos de los españoles nacidos en América; y entre los mestizos criollos y los indígenas, todo lo anterior envuelto en una dinámica clasista y racista con intereses claramente marcados desde la perspectiva de la ambición y el poder económico, fue el caldo de cultivo perfecto, donde se fortaleció la explotación económica de la fuerza de trabajo que devenía de los indígenas y que se reflejó en las leyes de indias. 

En suma el derecho de indias aplicado en Costa Rica sirvió para reglamentar la conquista a favor del despojo que los españoles hicieran de la heredad indígena, sirvió para legalizar la esclavitud disimulada de los indígenas por medio de la encomienda y la mita y posteriormente de la esclavitud de los negros traídos por los europeos a Costa Rica, sirvió para exterminar en gran parte a culturas y a pueblos enteros como por ejemplo el pueblo Huetar del Valle Central del que casi no se sabe nada sobre su lenguaje que no sean algunos nombres de lugares como Curridabat, Turrúcares, Cot, Guarco, Quircot, Turrialba, Ujarraz, la devastación de la naturaleza, la violación de sus tumbas, fue en gran medida la destrucción de un mundo nuevo, de una civilización en proceso de ascenso cultural. Una de las mas grotescas actitudes de los españoles en el territorio de lo que se conocía como la Provincia de Costa Rica, fue el despojo y violación tácitamente oficial de los cementerios indígenas y que permitía a los españoles confiscar los metales u objetos de valor de las sepulturas de los indígenas a partir del año 1537 (Ibarra, 1990).  
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"Tracé una ciudad en el valle, en un asiento junto a dos ríos. Tiene el valle tres leguas y media en largo y legua y media en ancho; tiene muchas tierras para trigo y maíz; tiene el temple de Valladolid, buen suelo y cielo. Nombré a esta ciudad Cartago, por llamarse esta provincia deste nombre"
Juan Vázquez de Coronado (1563)

Pensamiento del conquistador


Hemos venido aquí para servir a Dios y para hacernos ricos, proclamaba un miembro del sequito del conquistador español Hernán Cortés.
Estos dos objetivos, el comercial y el religioso, precisaban de los propios indígenas para verse coronados por el éxito. Los conquistadores y demás aventureros españoles ansiaban las tierras y el trabajo de los indígenas; mientras que los sacerdotes y frailes reclamaban sus almas. En última instancia, ambos propósitos resultaron destructivos para muchos pueblos indígenas del continente americano. El primero los privó de su libertad y, en muchos casos, de sus vidas; el segundo los despojó de su religión y cultura.
 
Al respecto escribió así el obispo e historiador español Diego de Landa:

 
 No sólo tenían los indios cuenta del año y de los meses, como queda dicho y señalado atrás, sino que tenían cierto modo de contar los tiempos y sus cosas por edades, los cuales hacían de veinte en veinte años, contando 13 veintenas con las veinte letras de los días que llaman Ahau. Desafortunadamente, el mismo obispo Landa confiesa: Hallámosle gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese supersticiones y falsedades del demonio, se los quemamos todos, los cuales sintieron a maravilla y les dio mucha pena.
Sin embargo, hubo muchos españoles del siglo XVI que mostraron sus dudas acerca de la ética de la conquista. Notables juristas y humanistas debatieron en profundidad la legalidad de privar a los indígenas de sus tierras  y obligarlos a someterse a la autoridad española (Leyes de Indias). A los indígenas, sin embargo, estas discusiones éticas no les reportaron ningún beneficio.


 
 
Hernán Cortés
 

La Conquista de Costa Rica

El territorio de lo que hoy es Costa Rica fue visitado por primera vez por los españoles en el Caribe, por Cristóbal Colón en el año 1502, el nombre de Costa Rica, con que casi de inmediato es bautizado el territorio nacional, pone de realce las expectativas de oro, plata, piedras preciosas y grandes riquezas que los españoles esperaban encontrar en la costa atlántica y caribeña de Costa Rica, razón por la que las primeras siete expediciones a nuestro territorio fueron a nuestro Caribe y todo el esfuerzo español se dirigió a la fracasada conquista de la actual Talamanca.

Las primeras siete expediciones a nuestro mar Caribe fueron:

1.    Cristóbal Colón en 1502.

2.    Diego de Nicuesa en 1510.

3.    Felipe Gutiérrez  1534-1535.

4.    Hernán Sánchez de Badajoz 1539-1540.

5.    Rodrigo de Contreras 1540-1541.

6.    Diego Gutiérrez  en 1542.

7.    Juan de Estrada Rávago 1560-1561.

Se fundaron durante los periodos mencionados en la Zona Caribe de Costa Rica las primeras ciudades con que cuenta la mítica Costa Rica, Felipe Gutiérrez funda en 1535 la Villa de la Concepción, Hernán Sánchez de Badajoz funda en 1540 la Cuidad de Badajoz en lo que hoy es el Valle de Talamanca (Fonseca, C Elizabeth. Costa Rica Colonial la tierra y el hombre, Editorial Universitaria Centroamericana, II Edición, San José C.R. EDUCA, 1984.) Y muy cerca de ahí, en la misma región funda el Fuerte de Marbella, en el año de 1560 ahí mismo, en Talamanca Juan de Estrada Rávago funda el Castillo de Austria. Con muchos esfuerzos Diego de Sojo se establece y funda la ciudad de Santiago de Talamanca en honor a una ciudad española del mismo nombre. Todos y cada uno de los centros fundados por los europeos fueron tomados, incendiados y destruidos por los indígenas, que habían recibido en paz inicialmente a los españoles, pero la ambición de oro, plata y riquezas de estos hombres, convenció a los indígenas de levantarse en sus armas y defender su tierra y libertad aun a costa de su propia sangre.

De todo este grupo de conquistadores, resalta por su extrema crueldad Diego de Gutiérrez quien hace prisioneros a los caciques Camaquiri y Cocorí en 1542 y quien es luego ajusticiado por los mismos indígenas cuando intentaba salir de Talamanca.
Así pues, no es sino hasta el año 1561 que los españoles deciden establecerse en los valles centrales de Costa Rica llevando al frente de una tropa de encomenderos y soldados a Juan De Cavallón, aquí la conquista encuentra que las riquezas naturales y la explotación del trabajo indígena determinan este territorio como centro de desarrollo de la producción colonial, los indígenas que logran escapar de la encomienda huyen a Talamanca, otros se esconden en Quepo o Boruca. La más grande rebelión indígena de este periodo es la que dirige el gran Cacique Pablo Pesbere al frente de indígenas Bibris, Cabécares, Chirripos, y Térrabas. (Fonseca, C Elizabeth. Costa Rica Colonial la tierra y el hombre, Editorial Universitaria Centroamericana, II Edición, San José C.R. EDUCA, 1984)
Al llegar a Costa Rica los españoles, se encontraron estos con cinco grandes grupos de indígenas, a saber los Borucas o Bruncas provenientes del interior de Colombia; los Chorotegas que llegaron de Chiapas, México y hablaban el chiapaneco; los Nahoas, Mangues o Aztecas de México y hablaban el náhuatl, los Caribes de Venezuela que hablaban el guetar y los Corobicí o Votos de Sudamérica.  
De acuerdo con la información del Obispo Thiel, refiere la población indígena costarricense durante la conquista no sobrepasaba las 27.000 personas. Sin embargo especialistas en el campo de la historia demográfica calculan la población de esta época en 400.000 habitantes, utilizando para este cálculo sistemas y métodos muy especializados (Fonseca, C Elizabeth. Costa Rica Colonial la tierra y el hombre, Editorial Universitaria Centroamericana, II Edición, San José C.R. EDUCA, 1984). 

Después de un periodo en que las exploraciones costeras y las incursiones al interior de Costa Rica marcaron el espacio de la conquista, se establece la colonia, la que los historiadores ubican en 1560 y organizada por Juan de Cavallón y su socio financiero que ostentaba también calidad de sacerdote, Don Juan de Estrada, estos señores, con la venia de la Real Audiencia de Guatemala  que tenía como objetivo el poblar y determinar su frontera sur, empiezan a promover la inmigración de los primeros colonos españoles. 
Cavallón y Estrada representaban a esta gama de conquistadores privados autofinanciados que habían firmado contratos especiales con la corona española, llamados capitulaciones las que les otorgaban derechos sobre grandes extensiones del territorio conquistado y les autorizaba repartir tierras a sus soldados-colonos, obviamente estas reparticiones de tierra incluían además, lo esencial para el conquistador, como la fuerza de trabajo gratuita para ponerlas a producir a partir de las encomiendas indígenas.


jueves, 17 de octubre de 2013

El Hombre Precolombino en Costa Rica

No se encuentra en Costa Rica, vestigio alguno de haber sido el centro motor de las grandes civilizaciones que se encuentran en América precolombina, pero en virtud de los estudios realizados en el amplio campo de la antropología, se ha determinado la posición de encuentro cultural de esas grandes y prosperas civilizaciones en esta cintura de América, y por lo tanto una civilización más considerada como un puente o punto de encuentro, o límite en aquellos brillantes momentos de la historia aborigen de América. (Ferrero 1977)
  
Lo cierto y probado es que el territorio de lo que es hoy Costa Rica era un sector limítrofe del imperio Azteca antes de la llegada de los españoles. Cuando arribaron los europeos a Talamanca, vivían ahí unos indígenas mexicanos llamados cicuas encargados de cobrar los tributos del Emperador azteca Moctezuma, las redes de intercambio comercial comprobadas y documentadas van hasta México en el Norte y Colombia en el Sur. (Ibarra, 1990:109)

En su gran mayoría los indígenas de lo que hoy es Costa Rica se dividían en dos castas y una categoría privilegiada, a saber: nobles y siervos, ambas castas eran de carácter hereditario siendo la sumisión al cacique y la obediencia al jefe de la familia la base del orden social, pertenecían a una clase privilegiada los sacerdotes dentro de los que se cumplía al unísono la función de médico, adivino y hechicero (Súkia o Chamán).

Los indígenas se encontraban reunidos en torno a cacicazgos independientes en unos casos y dependientes en otros, estos últimos estaban conformados en grupos dirigidos por un cacique, que a su vez dependía de un cacique superior o mayor, el cual dependía también de un concejo de siete caciques feudatarios suyos, que convocaba para enfrentar decisiones de importancia. La jerarquía dominante de estos caciques dependía o estaba determinada de acuerdo con la cercanía de parentesco entre ellos y el cacique superior, así pues los había secundarios, principales, el mayor o señor de señores e incluso caciques de menor jerarquía que los mencionados.

La organización social en clanes que se especializaban en una rama productiva  y el sistema de parentesco, eran esenciales para la explotación del sector que ocupaba ese clan  respecto de otros con otras orientaciones agrícolas, esa consolidación territorial, la sumisión al noble, el intercambio de distintos bienes así como los matrimonios, determinaron en una gran parte el éxito del sistema de cacicazgos.

De la tierra, de la producción agrícola así como de la correcta utilización de los recursos naturales, surgía todo el universo vital que regía la vida de aquellos hombres, no solamente en razón de la normativa con que se regían, sino que también por un profundo respeto a las tradiciones esotéricas de su visión cósmica.
  

Cuando Sibú nos creó al principio nos trajo de semillas de maíz en una canasta, envuelta en hojas, y por eso nosotros debemos de vivir en casas de hojasGregorio Soto Martínez, Awá de Coroma Talamanca, (La Voz del Indio, N10, Febrero 1987).

Civilizaciones de la América Precolombina

Las civilizaciones en Mesoamérica


 
Las civilizaciones se desarrollaron en México y en Centroamérica a partir del 1400 a.C. Estas civilizaciones surgieron de un estilo de vida arcaico cazador-recolector que hacia el 7000 a.C. incluía el cultivo de pequeñas cantidades de frijol, calabaza y maíz. Hacia el 2000 a.C. los antiguos mexicanos dependían totalmente de las plantaciones de estos cultivos, además de amaranto, aguacate y otras frutas, así como el chile. Las ciudades fueron creciendo y hacia el 1400 a.C. la civilización Olmeca poseía una capital con palacios, templos y monumentos construidos sobre una enorme plataforma de unos 50 m de altura y cerca de 1,6 km de longitud. Los Olmecas vivían en la selva de la costa del golfo de México; sus rutas comerciales se extendieron hasta Monte Albán en el oeste de la  República Mexicana (en el actual estado de Oaxaca) y el valle de México. A medida que fue disminuyendo el poder de los olmecas (hacia el 400 a.C.), fueron en aumento los asentamientos en las montañas del interior y, poco antes del comienzo de la era cristiana, la primera ciudad del México precolombino había alcanzado dimensiones urbanas en Teotihuacán en el valle de México. Desde el 450 hasta el 600 Teotihuacán dominó el Altiplano, comerciando con Monte Albán  y  con los reinos mayas que habían surgido en el suroeste de México, y conquistando a pueblos rivales por el sur incluso en el valle de Guatemala.

Teotihuacán ocupaba unos 21 km2 con bloques de viviendas de varios pisos, mercados, multitud de pequeños talleres, templos sobre plataformas y palacios cubiertos de murales. (Pueblos Indígenas de Meso América. Edit. Encarta 2001)

La cultura maya también se distinguió por desarrollar, caso único entre los pueblos indígenas americanos, una lengua escrita basada en glifos. (Símbolos, manuscritos pintados o grabados formados por una escritura de carácter logosílabo, es decir, basada en signos logográficos (que designan palabras) y fonéticos (transcriben silabas), o alfabéticos.). (Enciclopedia Encarta, 2002)

Hacia el 700 d.C. Teotihuacán sufrió una serie de ataques que le arrebataron su supremacía. Más adelante, en ese mismo siglo, muchas ciudades mayas quedaron abandonadas, tal vez arruinadas al tocar a su fin el comercio con Teotihuacán. Otras ciudades mayas, sobre todo en el norte de Yucatán no corrieron la misma suerte. Hacia el año 1000, una nueva potencia del México central, los toltecas comenzaron a formar un imperio alrededor del ya existente en el valle de México y penetraron en el territorio maya de Chichén Itzá. Este imperio se derrumbó en 1168. Hacia el 1433, el valle de México había recuperado el dominio sobre la mayor parte de México como resultado de una alianza de tres reinos vecinos. Esta alianza garantizaba una patria a partir de la cual el rey Moctezuma I de los aztecas inició sus conquistas territoriales durante el siglo XV. 

El imperio floreció hasta 1519, año en que el conquistador español Hernán Cortés arribó a la costa oriental de México y avanzó junto a sus aliados mexicanos, los tlaxcaltecas, enemigos de los aztecas, en dirección a la capital azteca, Tenochtitlán. Las luchas internas y las epidemias vinieron a debilitar a los mexicanos, circunstancias que hicieron posible que Hernán Cortés triunfara en su conquista. (Pueblos Indígenas americanos, Edit. Encarta 2001)

En el momento de las primeras conquistas españolas, los pueblos indígenas de México formaban parte de los dominios del Imperio azteca, y de otros reinos menores. Tras la conquista española, que tardó más de dos siglos en abarcar todo México, la mayoría de los grupos indígenas se vieron obligados  a sobrevivir como campesinos gobernados por la clase alta hispano-mexicana.

El área cultural de Meso América, destacaba por su carácter agrícola, abasteciendo a los mercados de las grandes ciudades en las que los comerciantes traficaban con utensilios, vestidos y artículos de lujo importados a través de las lejanas rutas terrestres y marítimas. En las ciudades vivían los artesanos, los trabajadores, los mercaderes, la clase opulenta, así como los sacerdotes y eruditos que registraban las obras literarias, históricas y científicas en textos jeroglíficos (la astronomía estaba especialmente desarrollada, Astronomía maya). Las ciudades se decoraban con esculturas y vistosas pinturas, que representaban los símbolos mesoamericanos del poder y el saber: el águila, el jaguar y la serpiente. (Indígenas Americanos, Pueblos, Edit. Encarta 2001)

Las áreas culturales de Sudamérica

 

Las  áreas culturales de Sudamérica abarcan desde la parte inferior de Centroamérica (el este de Honduras, Nicaragua y Costa Rica), hasta el extremo meridional de América del Sur. El área cultural de la parte norte de Sudamérica y el Caribe incluyen tierras bajas de selva, sabanas cubiertas de hierba, la parte septentrional de la cordillera de los Andes, algunos territorios áridos al oeste de Ecuador y las islas del Caribe. Debido a su ubicación geográfica, la región centroamericana podría prestarse a servir de vínculo entre las grandes civilizaciones de México y Perú, pero por la dificultad que entrañan los desplazamientos por tierra a través de la selva y las montañas de la parte baja de Centroamérica, los contactos precolombinos entre Perú y México se desarrollaron sobre todo por mar, desde el golfo de Guayaquil en Ecuador hasta los puertos occidentales de México, lógica y evidentemente pasando por el territorio del lo que hoy comprende gran parte de Costa Rica.

Los pueblos indígenas de la parte norte de Sudamérica y el Caribe vivían en pequeños estados independientes que comerciaron directamente con México y Perú a través de Ecuador.  

Los hallazgos de puntas de flecha tipo clovis indican la presencia de cazadores en la zona ya en el 9000 a.C.; (Arqueología, Pueblos Indígenas Americanos, Edit. Enciclopedia Encarta 2001) otros testimonios sugieren que en la zona septentrional ya existían habitantes hacia el 18.000 a.C. El estilo arcaico de vida se prolongó desde los tiempos de la desaparición de los mastodontes y los mamuts en el periodo Clovis, hasta el 3000 a.C. aproximadamente. En esta época, los moradores de los pueblos desarrollaron el cultivo del maíz en Ecuador y de la mandioca en Venezuela, además de que prosperó la alfarería. Con fecha posterior fueron colonizadas por primera vez las islas del Caribe. Hacia el 500 a.C.  en las ciudades de algunas áreas del norte de Sudamérica aparecieron estilos locales específicos de escultura y metalistería. El crecimiento de la población y el progreso tecnológico prosiguieron hasta que los españoles conquistaron esta región; por entonces, los reinos Chibcha de Colombia ya eran célebres por su exquisita artesanía en oro. En el entorno del mar Caribe, los pequeños grupos como los misquito de Nicaragua, los cuna de Panamá y los arawak y caribes de las islas se dedicaban a la agricultura y la pesca en las proximidades de sus poblados; los caribes también vivían a lo largo de la costa de Venezuela. Estos pueblos practicaban un estilo de vida más sencillo que el de los pueblos de los estados septentrionales andinos.

Después del año 2000 a.C. los pueblos asentados en los diferentes valles costeros de Perú central se aliaron para construir grandes templos de piedra y adobe sobre enormes plataformas. Después del 900 a.C. estos templos se destinaron a una nueva religión, centrada en la ciudad de Chavín de Huantar. Esta religión tenía como símbolos el águila, el jaguar, la serpiente y el caimán. Estos símbolos son en cierta forma análogos a los de las religiones en México, pero no se ha aprobado objetivamente ningún vínculo concreto entre ambas culturas.    

Después del 300 a.C. comenzó a declinar la influencia de Chavín, o posiblemente su dominio político. Surgió así la cultura moche en la costa septentrional de Perú y la nazca en la costa sur. Ambas dieron lugar a la construcción de grandes proyectos de regadío, ciudades y templos, desarrollándose un comercio intenso que incluía la exportación de cerámica fina. Hacia el 600 d.C. las culturas moche y nazca desaparecieron y surgieron dos nuevos estados poderosos en Perú: Huari en las montañas centrales y Tiahuanaco en las montañas meridionales del lago Titicaca. Tiahuanaco fue un gran centro religioso que hizo resurgir los símbolos de Chavín, pero ambos estados duraron pocos siglos. A partir del siglo XI volvieron a adquirir importancia los estados costeros, especialmente Chimú en el norte, con su amplia y esplendorosa ciudad capital Chanchán, construida de adobe y piedra. Todo Perú llegó a estar dominado por un estado que nació en las montañas centrales de Cuzco; era el estado Quechua, pueblo que pasó a ser el componente más poderoso del Imperio Inca. El emperador inca de aquella época, Pachacutec Inca Yupanqui, inició la expansión de su imperio en el siglo XV; hacia 1525, los incas dominaban desde Ecuador hasta Chile y Argentina (Pueblos Indígenas Americanos, Edit. Enciclopedia Encarta 2001). Entre 1525 y 1532 se desencadenó una guerra civil en su seno y a su término desembarcó en Perú el conquistador español Francisco Pizarro, que apenas tuvo dificultades para conquistar el devastado Imperio Inca.